Creacion y Percepcion

 

CREACION Y PERCEPCION

Quizás merezca la pena decir también algunas cosas sobre la percepción. ¿Qué creemos que es la percepción? Otra vez sabemos muy bien lo que es la percepción desde el punto de vista físico, a través de nuestros sentidos naturales. Sentimos el calor, vemos la luz, oímos la música, olemos, saboreamos, etcétera. De manera general, reducida a lo más simple, la percepción es una unión que se produce entre el mundo externo y el interno. Podrá ser agradable o no, pero eso no es importante ahora. Los sentidos físicos y etéreos son los puentes de unión entre los mundos externos e internos, y la percepción es la unión misma. Es una resonancia, una vibración externa que llega al Ser y encuentra algún tipo de acomodo en nuestra vibración interna. Esto es así también para los procesos sutiles, los pensamientos, las intuiciones, las visiones. Es un alineamiento energético de lo de afuera con lo de dentro.

La percepción es muy peculiar porque produce o puede producir dos efectos colaterales en el Ser. Por un lado, éste aprende, memoriza, cambia su estado energético, aumenta su conciencia, su conocimiento, siendo todo ello un proceso acumulativo. Por otro lado, esa expansión interna que se produce en el Ser le capacita a su vez para percibir la energía exterior a otros niveles superiores. No es exactamente que la percepción crea la realidad, diría yo, sino que capacita al Ser para alcanzar otros niveles más energéticos de la realidad. Algo parecido a lo que se muestra en aquel  video del electrón girando en su órbita y que cuando se le suministra energía, automáticamente cambia su órbita y, por ello mismo, cambia su realidad circundante. Ese mismo efecto es el que produce la percepción en nosotros. Los sabios dicen que hay mundos sobre mundos, o que existen otros mundos, pero todos están en éste, y ésta es la explicación.

Naturalmente ese proceso puede ser absolutamente traumático o puede ser tan tenue y ligero que casi no llega a notarse en absoluto. ¿Cómo podría un ser humano dirigirlo desde dentro, aumentar o disminuir su velocidad, encauzarlo hacia esto o lo otro? 

Se ha visto que la percepción es siempre una vibración energética externa que llega a nosotros y resuena en nuestro interior de modo que algo en nosotros vibra también con esa frecuencia. En consecuencia, dependemos del mundo exterior para percibir,  pero también para cambiar y expandir la percepción que tenemos de ese mismo mundo. El salto no lo podemos dar nosotros mismos con sólo nuestra voluntad o nuestra decisión, del mismo modo que el electrón no es libre ni tiene capacidad por sí mismo para cambiar su órbita. Precisamos un aporte exterior del mundo que nos empuje para cambiar nuestra órbita y con ella el mundo que percibimos. Relean esa frase anterior, porque aquí hablamos mucho de cambiar el mundo, pero no reparamos que en realidad no cambiamos el mundo, sólo nuestra visión de él, y sólo cuando recibimos algún tipo de ayuda externa. 

Dependemos del mundo exterior para cambiar ese mismo mundo, o nuestra percepción de él. Colectivamente, a nivel de la Humanidad, se produce la misma mecánica, pero entonces debe ser la sociedad entera, la dominante de esa sociedad entera, la que debe recibir la ayuda adecuada, las vibraciones energéticas necesarias, para que suba su nivel energético interno y sitúe a la sociedad en otra órbita o en otra realidad, donde dejamos atrás el mundo anterior y nos situamos en uno nuevo.

¿Cómo puede el ser humano cambiar el mundo? ¿Cómo es que cambia el mundo, entonces?   

Se diría que, con la ayuda de nuestras proyecciones, nuestros sentidos y nuestras capacidades sutiles superiores, con nuestra imaginación, nuestra creatividad. Todo eso no cambia el mundo de por sí, pero ayuda a que nosotros mismos nos movamos a posiciones en las que sí accedemos a las percepciones reales del flujo de energía que permea el Universo, y podamos discenir cuáles serían las adecuadas y necesarias para el cambio que buscamos. Y éstas acaban llegando y transformando al Ser en la dirección que precisamente se busca. Nosotros dirigimos nuestra vida con la creatividad, si no es que en muchas ocasiones nuestra vida está siendo dirigida por la creatividad de otros con mayor nivel energético, bien sea de buen grado o sin siquiera tener consciencia de ello.

Pero el hombre de conocimiento desarrolla esas cualidades sutiles superiores, y acaba siendo él mismo el que dirige su vida. Es libre como el viento. Es un libre pensador. No tiene todo el poder del mundo, ni todo el conocimiento del mundo, pero sí tiene todo el poder y el conocimiento de sí mismo, y sabe usarlo y proyectarlo y recrear lo que quiera. Lo que nunca llega a tener, lo que siempre le va a faltar es tiempo, tiempo, necesita todo el tiempo del mundo...

La Filosofía es o debe ser la ciencia del conocimiento, la ciencia que desarrolle la creatividad y la percepción, no el amor al conocimiento, que ya se da por hecho. No es en sí un poso de sabiduría, sino un motor o un instrumento para llegar a ella, a la sabiduría, digo. 

La Filosofía es el conjunto de mecanismos internos que están siempre ahí, en todos los seres humanos, esperando que sean usados para llevarnos a estadios cada vez más superiores.

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