ANDALUCIA

 

ANDALUCIA TERCER MUNDO

Recuerdo que de jovencito leí un libro comprado en una feria del libro en Sevilla llamado Andalucía-Tercer Mundo, de nuestro recientemente fallecido ilustre periodista sevillano Antonio Burgos, a quien yo leía ocasionalmente por aquella época de mediados de los 70 del siglo pasado, en su sempiterna columna del diario ABC.

Todavía hoy, 50 años después, he vuelto a encontrarme con alguna columna suya, ahora de recordatorio y a modo de merecido homenaje que su periódico de toda la vida le dedicaba, pero lo traigo a colación porque, entre las muchas cosas que se me quedaron de aquella lectura, la principal fue su sencilla teoría de por qué Andalucía se encontraba encuadrada de manera muy cercana a lo que se viene llamando el tercer mundo, socioeconómicamente hablando. Sencillamente era por su latitud geográfica, no por otra razón, y se dibujaba un mapa del mundo donde aparecían las diferentes zonas más subdesarrolladas del planeta, todas alineadas alrededor del ecuador, y justo arriba y debajo de los trópicos, donde, para nuestra desgracia, se encontraba la Andalucía que hoy nos ocupa.

Con los años esa idea he vuelto a encontrarla en otros libros y documentos y la realidad de los hechos parece confirmar esa teoría, si bien, como toda presunta ley, no carece de su excepción, siendo que, por ejemplo, la rica California y sobre todo su exuberante Silicon Valley se encuentran en la misma latitud que Sevilla. Y sin embargo, ¡Cuánta diferencia socioeconómica hay entre estas dos regiones del mundo!

Pero veamos qué se dice sobre el tercer mundo:

“Se consideran países del tercer mundo aquellos que tienen una mala gestión política, crisis económicas, empobrecimiento social y gran inequidad para el acceso a los alimentos, a la salud y al trabajo.”

¿No suena eso a Andalucía? Y si omitimos la excepción ya mencionada de Silicon Valley, tendremos que reconocer que esos países del tercer mundo se encuentran todos concentrados aproximadamente en la misma latitud geográfica alrededor del ecuador y los trópicos de Cáncer y Capricornio.

Hoy día existen muchos estudios y testimonios que abundan en la relación que existe entre la latitud geográfica donde se encuentra un país y su desarrollo industrial y tecnológico. Incluso a nivel de cada territorio se da la circunstancia comprobada de que, en caso de nuestro hemisferio norte, el norte es siempre más rico y desarrollado que el sur. Y más aún, en cada ciudad se repite el mismo estereotipo de más riqueza en el norte, más pobreza en el sur, mientras que en el hemisferio sur ocurre al revés, como si esto fuera una ley inexorable dictada por Dios que se da en cualquier circunstancia.

El economista canadiense John Kenneth Galbraith, por ejemplo, afirmó que

«si marcáramos una franja de tres mil kilómetros de ancho en torno a la Tierra a la altura del ecuador, no se vería en su interior ningún país desarrollado».

Sevilla, por ejemplo, se encuentra a unos cuatro mil kilómetros del ecuador de la tierra, muy cerca de esa franja de territorio que marca los límites de los países desarrollados, según Galbraith.

En consecuencia, los andaluces no debemos avergonzarnos ni autoculparnos porque siempre tengamos niveles insoportables de desempleo, nuestra renta per cápita nunca llegue a la media de España y sea de las más pobres de Europa, o no consigamos alcanzar nunca el suficiente desarrollo tecnológico e industrial. La culpa no es nuestra, ni siquiera del gobierno de España, sino de la latitud geográfica en que se encuentra Andalucía. ¿Por qué esto es así?

 Se dice que el clima y las cálidas temperaturas influyen en nuestras capacidades físicas e intelectuales. Otros utilizan argumentos más esotéricos y, hablando del magnetismo de la tierra, creen que las líneas de fuerza del campo magnético terrestre fluyen del ecuador a los polos, como en cualquier imán, de forma que las energías en general acaban siempre abandonando las zonas más cálidas del planeta para concentrarse alrededor de las zonas polares. Y así les va a los que viven en el norte más norte, que pasarán mucho frío, pero paradójicamente disponen de más energía y gozan de un mayor nivel de desarrollo y riqueza que nunca podremos alcanzar los que estamos más al sur.

Tal vez convendría estudiarlo mejor si esto es así y ponerle remedio. Seguro que algún día se hará. Mientras tanto, en Andalucía seguiremos disfrutando del sol y de nuestro clima benigno. No tendremos industrias boyantes y globales que conquisten el mundo, pero conseguimos destacar por nuestro arte; de aquí han salido grandes humanistas, grandes pintores y poetas universales, además de tener reconocido buen humor en general. A menos que algún día, Dios sabe cuándo, la tierra cambie su eje de giro y nos lleguen a nosotros y se acumulen en nuestra tierra las energías de otras latitudes.

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